domingo, 4 de octubre de 2015

3. COMUNICACIÓN Y PSICOLOGÍA

Se dice que todo artista está en deuda con la inspiración y penetración (insight) que están en una región más allá de su propio dominio. La inspiración se encuentra más allá del dominio del ego y la creatividad no se puede evocar por medio de la voluntad consciente. Freud sostuvo que el síntoma es producto del choque de dos fuerzas, la del deseo y la del deber, que generan la formación de compromiso. Según la teoría de Freud, es el síntoma lo que ayuda a sobrellevar ese choque entre el deseo y el deber. El "retorno de lo reprimido" se refiere a que eso que la persona no quiere decir, no lo dice, sin embargo, lo actúa.

En la vida de Leonardo Da Vinci encontramos el síntoma cuando se observa que Da Vinci tenía una costumbre de no acabar sus obras. Esto sería un simple hecho aislado, sin embargo, cuando en su historia de vida resalta que a él su padre lo abandonó, se puede percibir un síntoma de repetición, pues para él, sus obras representaban hijos.

Las características del sujeto Icc son:
1) Que sueña
2) Que falla
3) Que ríe
4) Que está atravesado por la sexualidad y la muerte

Las formaciones del inconsciente son los sueños, las fallas, la risa y los síntomas. Todas están construidas por dos procesos, el de condensación y el de desplazamiento. La condensación para Lacan equivale a la metáfora y el desplazamiento a la metonimia.

Freud formulaba que las experiencias especialmente dolorosas en los primeros años formativos, no siempre se reconocen directamente sino que a veces se envían, a través de la represión, al inconsciente. Con Sigmund Freud, la investigación de la mente inconsciente alcanzó su máximo refinamiento. Una constelación de represiones podrían persistir, por lo tanto, en un estado inicial primitivo, hasta la edad adulta y todavía cargada de su energía violenta original. Para Freud, los contenidos del inconsciente eran predominantemente personales, pues se componían de recuerdos y deseos reprimidos de periodos significativos de la vida de cada persona. Los deseos reprimidos pueden salir a la superficie en los sueños.

Freud aborda las palabras como significantes. Para Lacan, "el nombre del padre" es el apellido. Conforme a Lacan, a través del "nombre del padre" es que uno puede llegar a hacerse un nombre. Si un adulto es aquél que se autoriza de sí mismo, es porque ha contado con el "nombre del padre" en su estructura. El "nombre del padre" se relaciona con la función paterna como el soporte de la actividad simbólica de cada individuo. La "masa artificial" (por ejemplo, el colegio) posibilita en ocasiones contener, referenciar, otorgar "un padre" allí donde no lo hay, allí donde la carencia se muestra. El fanatismo, por su parte, también puede suplir al "nombre del padre" y a la vez dejar al individuo preso de sus pasiones.

El Icc busca rasgos parecidos y los combina, juega mucho con los fonemas, con cómo suenan las cosas. El síntoma está allí por algo. En el tema del olvido, lo reprimido tiene efectos en la consciencia por todas las asociaciones que el Icc hace. Freud decía que el Icc te dice cosas que tú no entiendes y que trabaja a tus espaldas. El Icc es un sujeto pensante, es como si en las personas existiera aparte de ellas viviendo otra persona. Cuando uno reprime algo voluntariamente, es decir, evita hablar de un tema, acaba reprimiendo otros. Casi siempre olvidas algo cuando quieres decirlo por reprimir otra cosa de la que no quieres hablar. Según Freud, el olvido tiene una lógica, no es algo casual.

Freud sostenía que existe un "determinismo psíquico", lo que significa que haces cosas pero no sabes que las haces y el Icc es quien dirige esta escena. Freud explicaba que psíquicamente uno ya está determinado y que el Icc no falla. Una persona inconsciente no tiene la menor idea de su Icc. Vivimos siempre proyectándonos. Freud pretendía que el paciente lograra entender de dónde vienen sus síntomas. Los síntomas son formaciones del Icc y conforme la persona se hace mayor, la neurosis se hace más fuerte. Freud quería entender la construcción de esos síntomas. Freud consideraba que los síntomas se podían diluir o desaparecer, pues notaba que muchas cosas se disuelven cuando la persona se da cuenta de por qué las hace. En los síntomas se ve el choque de deseo y represión. Eso insiste por hacerse conocer, ver o hacerse escuchar. Cuando se impide la salida de algo, se forma un síntoma. Los nombres son también significantes.

A Freud le intrigaba no el hecho de que se produjera el olvido, sino que se produjeran nombres falsos (en el tema del olvido de los nombres propios). Según Freud esto se da porque hay algo reprimido en ese lugar, de modo que de alguna manera logra salir. Lacan llega a decir que si Dios existe es el Icc y que la persona hace cosas para que algo suceda a pesar de sí misma. Freud sostenía que los neuróticos son inteligentes. Lacan explicó que hay una escritura en el Icc y que hay que leer esa escritura para lograr que el sujeto haga un cambio. Hacemos asociaciones y enganches sin darnos cuenta. El nombre es algo que pesa mucho en una persona, tiene un peso simbólico. El papá funciona como un ideal, ponerle el mismo nombre al hijo muchas veces hace que el hijo quede casi como sin nombre, que el hijo quede permanentemente supeditado. Lacan analiza la importancia que tiene para cualquiera llevar el nombre del padre.

Lacan analiza la importancia del lenguaje en nuestra vida anímica. El Icc te hace repetir cosas sin que sepas que las repites. El lugar que ocupas en tu familia también tiene efectos en tu vida en cuanto a qué lugar te dan las personas en la vida. Todo esto es simbólico pero tiene un peso. Tiene un gran peso el nombrar las cosas. A uno incluso puede llegar a pesarle su propio nombre; el Icc hace construcciones.

Freud es tajante con que todo lo que decimos y hacemos es por algo. El Icc está estructurado y tiene su propia lógica. EL sujeto se encuentra dominado por ciertas estructuras que él mismo desconoce. Para Lacan, la variable del goce es muy importante. Existen ganancias secundarias con los síntomas. Se le pide al paciente que se observe, no que reflexione. Nietchze decía que uno piensa a pesar de su voluntad; puede no haber pasado por el juicio previo de la razón. Para Lacan, los "actos fallidos" son en realidad "actos logrados".

De base, siempre hay una estructura que esencialmente señala qué tipo de persona se es. Uno no se enamora de cualquiera; segregamos sustancias por asuntos simbólicos. Lacan propone que nadie tiene ganada la neurosis y que todo mundo corre el riesgo de la locura; sostiene que uno está tendiente a la locura y que se le puede romper lo que lo sostenía.

Para Freud, la sexualidad humana es esencialmente perversa. El psicoanálisis descubre que cada uno de nosotros se posiciona de manera diferente con relación al lenguaje. Freud dice que el asunto de un psicoanálisis es pasar de la miseria neurótica a la felicidad común. La psicología sí promete la felicidad. Ciencia y religión proponen la felicidad y la armonía. La ciencia pretende que no haya malestar ni incógnita. A veces, el psicólogo se empeña en quitar el síntoma pero el paciente parece caer en un estado peor todavía. Freud no cree en el destino escrito, cree en responsabilizarse de los actos. En nombre del "destino" se pueden llegar a hacer las peores calamidades.

Uno actúa como si fuese inmortal pero es mortal. Cuando el ser humano se da cuenta de la muerte, eso lo mueve. La muerte implica que se acaba la vida. Freud sostiene que siempre queremos culpar a alguien de que la cultura sea defectuosa y que no querer saber nada del malestar y del síntoma lleva a consecuencias peores. El malestar es falta de goce en extremo. Las pruebas psicológicas son engañosas porque el paciente puede contestar algo que ni él sabe por qué contestó. El Icc se detecta en tus elecciones, pensamientos involuntarios, forma de vestir y de comer, etc, pero la conciencia no puede dar cuenta de ello. El Icc se encuentra en la superficie.

Muchas veces, los más supersticiosos y religiosos son los que albergan peores sentimientos, los que tienen la conciencia más intranquila. En lo que coinciden tanto el psicoanalista como el esotérico es en que por algo pasan las cosas. El azaroso, el supersticioso y el analista coinciden en esto. Para Freud, el supersticioso es "metafísico" y él trata de contraponer a la metafísica la "metapsicología". El religioso cree que es sano y que el que no cree es quien está mal. Lacan decía que la religión está bien hecha por todos los mitos que la sostienen.

El perverso atribuye al azar exterior. El psicoanalista busca motivos en el interior, pone énfasis en la realidad psíquica. El supersticioso cree que en la realidad psíquica hay azar. Entre el supersticioso y el analista hay una diferencia de grado, pues ambos creen que por algo pasan las cosas. Freud ve al supersticioso como un peligro. La superstición sí puede tener efectos a través del Icc. Para Freud, los supersticiosos están muy agudizados al Icc, él ve a la superstición el problema de que se sostiene en Dios. Freud distingue una realidad material y otra psíquica y en ese sentido, psicoanalista y superstición son inversos, pues el psicoanalista ve determinismo en la realidad psíquica y azar en la realidad material, mientras que la superstición ve azar en la realidad psíquica y determinismo en la realidad material. La psicología sí cree que el azar existe; para Freud, uno no es tan libre, pues cree que uno está dominado por el lenguaje y que a la cultura no le interesa que el individuo sea libre. Ser tomado por el lenguaje equivale a ser dominado por el lenguaje.

Freud dice que el neurótico es obsesivo porque tiene sus propios rituales. El obsesivo piensa muchísimo y actúa poco, vive en el aplazamiento constante. Piensa que en algún momento habrá una recompensa para sus renuncias y tiene un superyó muy crecido. El superyó es la instancia moral que regula las culpas. Con la culpa, el sujeto intenta apagar la sensación que tiene de él mismo de transgresor. El obsesivo tiene su propia mitología y siente que tiene una misión. El neurótico-obsesivo suele ser muy supersticioso.

El obsesivo se siente amenazado si se sale de sus esquemas. Puede cerciorarse de que sí apagó la luz o el gas constantemente, lavarse las manos muchas veces, no pisar las rayitas del piso, tiene miedo de desear y prefiere cumplir con una norma prefijada, prefiere no enamorarse porque eso es lo que lo pone en falta. Para el obsesivo, declarar amor es ponerse en falta porque deja de depender únicamente de sí mismo y empieza a depender del otro. Es muy celoso. El obsesivo es tacaño, tiene estreñimiento, es rígido emocionalmente, manda a su doble a gozar, vive muy sometido. Cuando el obsesivo se enamora te da todo para matar tu deseo y saciarte. Hace buena pareja con la histérica porque la histérica hace hoyos y el obsesivo va rellenando. Le da miedo que su objeto de amor quede en falta y lo deje. El obsesivo se caracteriza por un exceso de orden. Lacan afirma que el obsesivo es "un asesino del deseo", en este sentido, el deseo es la falta y el obsesivo es intolerante a la falta.

La neurosis obsesiva presenta más rasgos masculinos. La neurosis histérica presenta rasgos más femeninos; la imagen del metrosexual es la de un hombre histérico. Se dice que las madres histéricas producen hijos obsesivos. Los obsesivos suelen ser muy pulcros, puntales y precavidos. Se dice que padres perversos producen hijos psicóticos.

El perverso sabe lo que quiere. La perversión, en términos del psicoanálisis es la estructura donde más deuda hay. El perverso tiene horror a la falta y eso se ve particularmente con el fetichismo. Lacan afirma que "en el perverso, la ley del deseo es sustituida por la ley del goce". El fetiche es algo que gobierna la vida del sujeto, que lo hechiza. El concepto de "fetichismo de la mercancía" de Marx, hace referencia a que los vínculos amorosos suceden más con las cosas que con las personas; estar a la moda, asociar la idea de felicidad a la moda, vender valores que se vinculan al producto. Con el fetiche, hay una razón por la cual nos atraen ciertos rasgos del objeto. Para el fetichista, el objeto no es intercambiable, para él es ese objeto y no uno que se le parezca, es un objeto fijo. El fetichismo en términos sexuales es una exclusividad del hombre. El fetichista valora más al objeto que al sujeto. El fetichista puede tener la edad que sea y seguir encantado con ese objeto. El perverso está dedicado a hacer que nada falte. El sádico utiliza al otro como objeto. El perverso quiere negar que no existe ese goce ilimitado. La religión establece la presencia de un "todo" bajo la figura de Dios, el perverso quiere hacer que eso exista, tiene la creencia de un todo. El perverso siempre cree en Dios de fondo, cree que lo que hace lo está haciendo por otro, no por él mismo. El perverso ve al otro como un medio para llegar a un fin.

Para el hombre, perder el pene sería perder su estatuto de hombre. El pene es la metáfora del goce. Imaginariamente, para el hombre, el pene es la metáfora de potencia y de goce ilimitado. Cuando el niño se carera con la anatomía femenina, ve la ausencia de pene como ausencia de goce. El "falo" es el pene erecto y en muchas culturas se hace culto al falo. Hay mujeres muy fálicas, cuando son impositivas. Las mamás fálicas sí suelen femineizar a sus hijos hombres. Lo fálico no es esencialmente del hombre, hoy en día se promociona que la mujer sea fálica, que sea autosuficiente.

Freud explica que cuando alguien dice "no vayas a creer que quiero eso", lo más probable es que sí quiera eso. La "denegación se da a nivel de lenguaje. Para Freud, la excitación sexual empieza con la mirada. "Escopofilia" se relaciona con la pulsión escópica, que para Lacan, es una de las grandes pulsiones y la que tiene mayores atractivos para el ser humano.

Según Lacan, las 4 grandes pulsiones son:
1) Oral: objeto paradigmático por excelencia es el seno y se sustituye por el cigarro, la bebida y la comida.
2) Anal: cuyo objeto son las heces.
3) Invocatoria: se relaciona con la voz, uno puede quedar igualmente encantado por una voz, el niño al principio esencialmente escucha voces antes de comprender su sentido y la voz puede encantar o asustar.
4) Escópica: su objeto paradigmático es la mirada. Lacan hace una distinción entre la mirada y el ver, el ver está del lado del sujeto. Siempre hay pérdida en el campo de la visión, siempre es imposible ver el todo de la imagen, sin embargo, la pulsión escópica engaña dando entender que sí acedemos a todo. Esto se relaciona con la pulsión sádica, que busca poseer al objeto, es una pulsión de apoderarse del otro. El perverso en particular explota la visión, la "pulsión escópica". Uno obtiene la sensación de apoderarse de las cosas viéndolas. Freud deriva la pulsión escópica de la pulsión de apoderarse de las cosas. Hay personas que viven sus vidas muy a partir de cierta pulsión en todo tipo de sociabilidad.

"Voyeurista" es al que le gusta ver, da fe y legalidad de ese evento. El voyeurista se coloca a sí mismo como el objeto que falta en la escena. Facebook promueve hoy en día algo de voyeurismo al invitar al sujeto a participar del culto de "promocionar el yo". Resulta muy fuerte cuando te das cuenta de que estás siendo mirado y ves a la persona y te sigue viendo, y no retira la mirada. "Exhibicionismo" actúa de manera contraria, el exhibicionista busca "darse a ver". En nuestra cultura es muy común querer mirar sin ser visto. El exhibicionista le muestra a la mujer el pene erecto esperando que la mujer sienta angustia, considera que generará angustia en la mujer cuando ella vea lo que le falta. La histérica se presenta como ese objeto que arranca la mirada de todo mundo, es una parte esencial de la seducción. La seducción comienza con la "pulsión escópica".

El masoquismo es común en las mujeres, pues sufren al límite y pretenden obligar al hombre a rescatarlas. Si a ciertas insuficiencias de nuestras operaciones psíquicas y a ciertos desempeños que parecen desprovistos de propósito se les aplica el procedimiento de la indagación psicoanalítica, demuestran estar bien motivadas y determinadas por unos motivos no consabidos de la conciencia. No hay en lo psíquico nada que sea producto de u libre albedrío, que no obedezca un determinismo.

La psicosis es propiamente "el loco". Algo falló en la castración del psicótico. En la psicosis no está siquiera la posibilidad de preguntar por la falta. Perder la razón es quedarse sin recursos simbólicos para defenderse de algo. Cuando la "falta" falta uno siente señal de angustia. El psicótico se encuentra en un estado de goce constante. En el psicótico hay lenguaje pero no hay discurso. Lo que falta en el psicótico es la posibilidad de hacer discurso con el lenguaje. Lacan dice que si alguien está tomado por el lenguaje, es psicótico. En el autismo, existe un enigma relacionado, pues los autistas dominan bien el lenguaje. Está en duda si el autismo entra en la psicosis o si es una estructura aparte. El autismo conlleva una disminución en la capacidad de hacer contacto con el otro y comunicación directa con los significantes, con lo simbólico. La mirada te permite ver cómo está la otra persona aunque esa persona no hable, sientes la presencia de eso en sus ojos. En el caso del psicótico, ves la mirada y da la impresión de que no hay nadie atrás del órgano. Es muy común que el psicótico dibuje a las personas sin pupila, con los ojos con un vacío o una mirada desbordada, como demasiado abierta y penetrante. Lacan afirma que "en el psicótico lo que falta es la metáfora", lo que el psicótico dice es literal.

El psicótico es el asesino serial. La psicosis de da cuando tienes la carga simbólica de venir al mundo a ocupar el lugar de otro. El psicótico siente que no tiene su propio lugar en el mundo. Freud afirma que en el psicótico "aquello que no se inscribió simbólicamente retorna desde la realidad". Hay que analizar cada caso para encontrar el sentido. El psicótico tiene varios "yo´s" y todos sus "yo" lo engañan. Lacan se da cuenta de que hay una deficiencia en la "castración", en encausar al niño para que viva en la sociedad, educarlo, ayudarlo a encarrilarse y a saberse querido y con un lugar en el mundo. El psicótico dice la verdad mejor que los neuróticos, es como si el Icc estuviera ahí "a flor de piel". El esquizofrénico está en un vaivén, se encuentra partido en su "yo", totalmente escindido. Cómo se forma el "yo" es muy importante.

Freud habla de la "psicosis paranoia" y explica que lo que más resalta en la paranoia es la persecución por parte de un otro anónimo. En el discurso del paranoico, el "padre protector" o Dios tiene siempre dos facetas: el eterno protector por un lado y alguien que te puede destruir en cualquier momento por el otro. En la paranoia no es raro el crimen. En el caso del paranoico, en su delirio considera que un otro le está robando lo que él es, lo aniquila, le roba su identidad.

El "superyó" es el deber ser por encima de cualquier otra cosa. Muchas autoridades de la historia humana se han hecho bajo un discurso perverso. Muchos autores dicen que hoy en día el "Marqués de Sade" está más vivo que nunca y vemos los efectos de eso en la precocidad, violencia a ultranza y no sentirse mal por el otro. Para Freud, el nivel de cultura se mide en qué aculturamiento tiene esa cultura, en que todos tengan la posibilidad de una vida más o menos digna.

Uno no escoge ser neurótico. No escoges la estructura que tienes. Te determinan los ideales que han puesto o no en ti tus padres, el lugar que ocupas en tu familia, el contexto, etc. Todo eso determina tu estructuración.

Freud da tida una versión articulada y un esquema de cómo se constituyen las masas. El "yo" aparece planteado de manera distinta en la Psicología y en el Psicoanálisis. Para Lacan, no nacemos con un "yo" ya formado, sino que se forma. Lacan hace su elaboración a partir de lo que Freud propone. Para Lacan, el nacimiento del "yo" se da en el "estadío del espejo" o "fase del espejo". Para Lacan, este "estadío del espejo" se da entre los 6 y los 18 meses. En el "estadío del espejo" se va la insuficiencia a la anticipación.

Uno les debe la vida a sus progenitores. El ser humano es una especie de animal prematuro. No nace preparado para sobrevivir, necesita siempre de un otro para sobrevivir. Nace sin dientes, no tiene el cráneo bien formado, no distingue, durante sus primeros días de vida no ve a color. En relación al resto de los animales somos como deficientes, pues necesitamos en extremo del otro. El hecho de deberle la vida a los progenitores genera sentimiento de culpa, la sensación de deberle todo al otro. El infante "adolesce" de palabra, los padres tienen que estar interpretando lo que le sucede al niño. El niño nace sin lenguaje. Freud dice que nacemos malentendidos y desamparados. Lacan sostiene que uno nace medio inválido, habla de "insuficiencia", pues uno está insuficiente para arreglárselas solo. Lacan habla literal y metafóricamente del espejo. La murada te ubica en un espacio, te da una corporeidad. Cuando alguien te ignora o te deja de ver, te está sacando de la escena. Lacan explica que el niño no tiene control absoluto de nada y de los 6 a los 18 meses comienzan a poner al niño frente al espejo. Uno parte de que el niño no sabe esencialmente quién es. El niño ve un cuerpo entero y ya reconoce que él es un ser entero, completo. El niño está en la fragmentación pero en el espejo él ve una unidad. Lacan dice que allí es donde nace el "yo". Desde su estado de insuficiencia, a partir de su propio reflejo en el otro, anticipa su propia solidez y su propia unidad. El niño se adelanta a la imagen que conquistará. El niño se ve en el espejo y cree que es otra persona, al principio no se reconoce. Hablando en extremo, nuestra imagen en el espejo no somos nosotros, es una representación, es otro. Vemos en el espejo nuestra propia imagen pero tergiversada.

La imagen engaña porque hace pensar que es fiel el reflejo. Al niño, al verse en el espejo, le causa júbilo el reconocimiento de sí mismo. Lacan dice que "amor" es imaginario, que es un semblante. Lacan dice que las imágenes son lo que más nos engañan. Sostiene que esencialmente uno no abandona la idea del "todo". El "yo" está constituido a partir de una imagen. Nuestra primera identificación es la imagen nuestra que vemos en el espejo. Lacan dice que el "yo" esencialmente está dependiente del otro. Más adelante nos identificamos con nuestros padres, amigos, personajes de la TV, etc. No existe ninguno de nuestros "yo" que no se haya conformado con identificaciones con el otro. Nos hacemos amigos de otro porque de entrada nos identificamos. Si no te identificas, es muy difícil que la amistad o el enamoramiento funcionen. Esencialmente, el amor es narcisista, por uno mismo más que por el otro, por eso cuando el amor se rompe, se rompe el reflejo y crea una herida narcisista.

Narciso estaba enamorado de su propia imagen. Cuando ve su imagen piensa que es otro y queda enamorado de sí mismo. Todos necesitamos dosis de narcisismo pero hay momentos en que el narcisismo se infla. El narcisismo tiene una faceta que termina en el aislamiento. En la paranoia, se encuentra la creencia de que lo que yo soy está afuera. Como si el espejo nunca se hubiera roto. El niño tiene que constatar que lo que ve en el espejo es una representación, si es él pero solo de manera simbólica. Nunca puedes identificarte completamente con lo que el otro te diga que eres, siempre tiene que haber cierto grado de distanciamiento. El ideal es ideal por ser inexistente, es aquello con lo que se supone que debes identificarte pero como a futuro, algo que debes alcanzar. Para Freud, entender al "yo" es esencial para lograr entender a las masas. alienación en extremo se vuelve locura.

El "ideal" solamente existe por su inexistencia pero sin ideales también la vida pierde sentido. Los ideales que todavía no tenemos son los que hacen que el presente tenga sentido. A veces los ideales no son nuestros, sino que nos los impuso otro y no lo sabemos. Sin ideales, la vida se vuelve insoportable. El melancólico deja de tener ideales y deja de encontrar sentido. Sin ideales, se van las ganas de levantarte en las mañanas y de seguir viviendo.

En "Psicología de las masas" (1921), Freud plantea que la psicología individual es una psicología social. El sujeto está marcado por las relaciones que forma con los que están a su alrededor. Freud plantea que el instinto social se aprende. Freud parte de "Psicología de las multitudes" de Gustave Le Bon. Los individuos, según analiza, cambian cuando están en masa: liberación instintiva y sugestionabilidad. En la masa, desaparece la personalidad de aquellos que la integran, se funde lo heterogéneo con lo homogéneo. El individuo por número se cree invencible y se regresa a un estado como más primitivo. Se generan sentimientos exhaltados. El director de la masa siempre es alguien con prestigio, capaz de generar la fascinación sobre el espíritu de otros. La masa es impulsiva, versátil, irritable. Los sentimientos de multitud siempre son simples y exaltados, no reconocen dudas ni incertidumbre. La masa nunca desea algo por mucho tiempo. Mc Dougall (1920) explica que "para que exista la masa, los individuos que la conforman deben tener algo en común". Mc Dougall aporta la distinción de que no todas las masas son como las que describe Le Bon. La masa te cubre con el anonimato y te animas a hacer lo que quieras. El individuo busca fundirse en la masa. El afecto provoca afecto.

Para que la masa deje de ser una multitud, pasando a ser una "masa organizada" debe tener:
1) Durabildad o que la formación de la masas sea permanente.
2) Una idea de qué hace la masa, es decir, saben por qué.
3) Tener masas rivales, competencia directa.
4) Tradiciones e instituciones propias.
5) Organizaciones para cada uno de sus miembros.

Freud consideró masas artificiales a la iglesia y el ejército. Freud dice que el tipo de masas que analizó Le Bon eran masas no organizadas. Se apoya en Mc Dougall para dar las características de la masa organizada. Le Bon se inspira en la Revolución Francesa, se horroriza un poco de lo que los sujetos son capaces de hacer cuando están en masa. Observa que el sujeto en masa es capaz de lo que sea, incluyendo bandalismo y pasiones. En la masa, disminuyen la racionalidad e intelecto y aumentan las pasiones peligrosas del Icc. En la masa el sujeto encuentra la posibilidad de dar rienda suelta a su exceso de represión. La masa no-organizada por lo general se diluye, se desmiembra. A la masa no-organizada Freud la llama "multitud. La multitud se descalifica sola. La universidad es una "masa organizada". La masa organizada sí se puede convertir en una fuerza política o un movimiento. La "multitud" dura solo un momento. La "masa organizada" sí tiene durabilidad y puede tener fuerza. Siempre aspira a ser una institución o lo es. Sí tienen un "eje rector", es decir, los que pertenecen a esa "masa" saben por qué lo hacen. En la masa organizada hay fuerza e identificación. No tienes que conocer a todos para ser masa con ellos. Se trata de incentivar un culto de distinción en relación a los otros, generar el sentimiento de comunidad y la identificación. Si te identificas con la masa organizada te unes por elección propia y haces a un lado a las "masas rivales". Tiene sus propios símbolos (como mascotas, banderas, colores de una institución, de un país, etc.). Tiene organigramas que ordenan a la masa, cada individuo tiene una función dentro de esa masa y tiene una labor particular. Freud plantea a la iglesia y las contiendas militares como ejemplos de masa organizada.

Freud dice que para que la masa sea masa, tiene que haber una creencia fundamental entre ellos. Que el amo ame a todos por igual. Mientras más logre eso una masa, más fuerte puede ser. Al interior de las masas tiene que haber afecto (hacia adentro). Para constituir masa se necesita al menos segregar a alguno. La masa se constituye sobre todo por la segregación del otro, reiterar los pequeños rasgos que te diferencian del otro. La masa se tiene que distinguir de la otredad. Para poder hacer un grupo cerrado, se tiene que rechazar a otros que estén al exterior.

La primer gran masa es la familia, el gran semillero de sujetos para la cultura. El gran modelo de la fraternidad está en la familia. El amo siempre tiene que hacer como que quiere a todos por igual, eso es fundamental.

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